Nació en 1959 para satisfacer la demanda de una generación, la de los 60, que ansiaba un vehículo con el que cumplir sus deseos de independencia.
ALEJANDRO MOÑIZ
MADRID.- Un mantel es el origen de toda esta historia. Corría el año 1957 cuando el entonces presidente de British Motor Corporation, Leonard Lord, invita a comer a su ingeniero jefe favorito, Alec Issigonis. Sobre la mesa se plantea la necesidad, y la prioridad, de crear un automóvil pequeño y económico.Un coche con el que atender la creciente necesidad de movilidad individual de la sociedad británica de aquellos años. Issigonis hizo un primer esbozo del proyecto allí mismo, dibujando sobre el mantel un vehículo con una longitud máxima de tres metros. Aquel dibujo, una especie de caja de zapatos, se convirtió en realidad sólo seis meses después. Y ahora, 40 años más tarde, el Mini es una de las grandes leyendas de la industria automovilística mundial.
Pero volvamos a 1958. En el mes de julio el primer prototipo del Mini estuvo listo para rodar. En agosto de 1959 se presentó al público el Austin Seven y el Morris Mini Minor; en definitiva, el Mini, un coche revolucionario que causó admiración y... escepticismo.
El Mini marcó un antes y un después en la forma de diseñar automóviles. La idea era crear un coche lo más pequeño posible, pero que diera cabida a cuatro personas y tuviera algo de sitio para el equipaje. Sobre esta base se decidieron sus medidas: tres metros de largo por 1,1 metros de ancho y otro tanto de alto.
¿Pero cómo colocar un motor en los 50 centímetros de espacio disponible? Después de concienzudos estudios, el Mini se convirtió en el primer automóvil de gran serie, y pequeño tamaño, que montaba un motor delantero en posición transversal, es decir, a lo ancho y no a lo largo.
Para ahorrar sitio también se adoptaron técnicas revolucionarias para la época, como las diminutas llantas de 10 pulgadas o la suspensión independiente a las cuatro ruedas que, en lugar de utilizar amortiguadores, recurría a elementos elásticos de caucho.
Los primeros meses de vida del Mini pasaron sin pena ni gloria: en 1960 sólo se produjeron 64.000 unidades. A diferencia de lo que pretendían Lord e Issigonis, no alcanzó el favor popular de las clases media y baja, pues los compradores eran, mayoritariamente, ejecutivos, estudiantes y mujeres con cierto nivel económico.
Todo un símbolo
El auténtico boom del Mini empieza en 1962. En ese año se fabricaron 116.000 unidades y el abanico de usuarios cambió tan rápido como la música de entonces. Las personas con poco poder adquisitivo valoraban su economía, los jóvenes apreciaban la diversión que proporciona al volante y las mujeres lo adoptaron como símbolo de una independencia que aún tardaría en llegar. En 1964 la diseñadora de moda Mary Quant se basó en el nombre del coche para bautizar a la prenda femenina por excelencia, la minifalda.
Un año después se alcanzó el millón de unidades del Mini; en 1969 el segundo millón y en 1972, el tercero. Su imparable carrera hacia el éxito estuvo acompañada por ilustres propietarios: Los Beatles, Peter Sellers, Enzo Ferrari, Brigitte Bardot, Steve McQueen, David Niven, Paul Neuman, Jean Paul Belmondo...
Exitos deportivos
Los triunfos en competición del Mini Cooper, al imponerse tres veces en el Rally de Monte Carlo ante vehículos mucho más grandes y potentes, terminaron por hacer de él una auténtica leyenda sobre ruedas. La historia del Mini también está ligada a España. No en vano, se fabricó en la localidad navarra de Landaben (cuya factoría es hoy propiedad de Volkswagen) desde finales de 1968.
Las dos versiones iniciales costaban 92.000 y 125.000 pesetas de entonces. En febrero de 1975, tras atravesar graves problemas económicos y sufrir un incendio, la compañía presentó la solicitud de suspensión de pagos en un juzgado de Pamplona y el Mini dejó de producirse en nuestro país.
En 1992 Rover lo rescató, manteniendo intacta la filosofía original de su creador. Han sido 40 años en los que su nombre se ha convertido en marca y en los que ha resistido la llegada de modelos que pretendían jubilarlo, como el Mini Metro de 1980. Con el retorno de la mano de BMW la leyenda continúa.
